Factoría Joven de Mérida
Lugar: Mérida- España| Arquitecto: Selgascano
La Factoría Joven de Merida se define como un espacio multifuncional en el que se invita a los jóvenes a desarrollar actividades de ocio. La estructura se distribuye en una planta ovalada sobre la que se eleva una cubierta construida de policarbonato y que se extiende “como una ligera nube, protectora y translúcida”.
La marquesina, una malla tridimensional de altura variable y canto de un metro de espesor, protege a los viandantes de la lluvia y el sol.
Ventajas del policarbonato en espacios exteriores y mobiliario urbano
El policarbonato es un material ampliamente valorado en la arquitectura de espacios exteriores, especialmente en aplicaciones como cubiertas, pérgolas y mobiliario urbano, gracias a su combinación única de resistencia, flexibilidad y durabilidad. En el caso de las cubiertas, su capacidad para soportar impactos y resistir condiciones climáticas extremas lo convierte en una opción ideal para zonas expuestas a viento, lluvia o granizo. A diferencia de otros materiales, el policarbonato mantiene su integridad estructural y visual en condiciones adversas, soportando temperaturas que oscilan desde -40 °C hasta 120 °C sin sufrir deformaciones ni alteraciones en su transparencia o color.
Además, el policarbonato cuenta con una excelente transmisión de luz, que permite aprovechar la iluminación natural sin comprometer la protección contra los rayos ultravioleta. Sus propiedades de filtrado UV lo hacen idóneo para espacios exteriores que requieren resguardar a las personas y los objetos de la radiación solar, sin perder claridad óptica. Este balance entre transmisión de luz y protección UV lo hace superior en aplicaciones como marquesinas o áreas de espera en mobiliario urbano, donde la visibilidad y la seguridad de los usuarios son esenciales.
Desde el punto de vista estructural, el policarbonato es significativamente más ligero que el vidrio y muchos otros materiales de construcción, lo cual reduce las cargas sobre las estructuras de soporte y facilita la instalación en espacios exteriores, incluyendo aquellos de difícil acceso. Su maleabilidad permite adaptarse a diseños curvos o angulares, ofreciendo soluciones versátiles para arquitectos que buscan formas no convencionales en cubiertas o mobiliario urbano. El material también está disponible en distintas variantes, como paneles sólidos, alveolares y corrugados, permitiendo ajustar las especificaciones técnicas a las necesidades de cada proyecto en términos de aislamiento térmico, rigidez y estilo visual.
Por último, el policarbonato destaca por su bajo mantenimiento y su alta resistencia química, lo que reduce los costos de limpieza y asegura que mantenga su apariencia y funcionalidad en entornos urbanos o industriales, donde la exposición a contaminantes y agentes de limpieza es común. Esto lo convierte en una opción sostenible y de alta durabilidad para infraestructuras urbanas expuestas a un uso intensivo, ofreciendo un equilibrio entre rendimiento estético, funcional y económico en espacios exteriores.
El policarbonato, un material todo terreno
El policarbonato es un material destacado en la industria de la construcción y el diseño debido a sus amplias posibilidades de moldeado, que permiten adaptarlo a una gran variedad de aplicaciones. Gracias a su alta resistencia térmica y maleabilidad, el policarbonato puede moldearse mediante procesos como el termoformado, la extrusión y el moldeo por inyección, logrando formas complejas y específicas sin comprometer su durabilidad estructural. Su punto de ablandamiento, que se encuentra en un rango que facilita la manipulación sin riesgo de fractura, lo convierte en un material ideal para producir desde elementos arquitectónicos curvos hasta paneles con geometrías personalizadas.
En el proceso de termoformado, el policarbonato se calienta hasta alcanzar una temperatura en la que se vuelve flexible, lo que permite adaptarlo a moldes con formas tanto simples como elaboradas. Este método es particularmente ventajoso en aplicaciones arquitectónicas, como cubiertas y fachadas, donde se necesitan paneles que se ajusten a la estructura general del edificio o que presenten diseños innovadores. Además, el policarbonato termoformado retiene su alta resistencia al impacto y a la intemperie, lo cual es fundamental para estructuras exteriores que requieren longevidad sin deterioro.
La extrusión permite obtener láminas de policarbonato en distintas variantes —sólidas, alveolares y corrugadas— que se ajustan a las necesidades de cada proyecto en términos de transparencia, aislamiento térmico y resistencia. Este proceso posibilita la fabricación de paneles de grandes dimensiones y espesores específicos, esenciales para aplicaciones en techos y cerramientos donde la integridad del material es clave. La extrusión del policarbonato también permite combinar propiedades ópticas y mecánicas, logrando un material homogéneo con alta claridad visual y durabilidad.
Por último, el moldeo por inyección permite producir piezas de policarbonato con detalles minuciosos y geometrías precisas, siendo ideal para componentes de mobiliario urbano, señalización y piezas decorativas. Este proceso maximiza la flexibilidad en el diseño sin comprometer la rigidez ni la resistencia del material, adaptándose a requisitos específicos de forma y funcionalidad. Con estas técnicas de moldeado, el policarbonato ofrece una versatilidad excepcional, permitiendo a los diseñadores y arquitectos integrar soluciones estéticas y técnicas en una amplia variedad de entornos y aplicaciones.
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